La prehistoria local
El territorio que abarca el término municipal de Artziniega fue poblado desde épocas remotas. Los primeros restos de presencia humana fueron hallados en una cueva existente junto a la iglesia de Retes de Tudela. En una zona próxima, Gordeliz, se halló a finales del s. XVIII un ara romana, con una inscripción en latín. Y en las excavaciones realizadas en el Santuario de la Encina, en la segunda mitad del s. XX, se han hallado restos de un asentamiento humano, con elementos de cultura material romana, fechable entre los s. IV y VI.
Primeros datos
La historia escrita de Artziniega comienza en 1272, cuando el rey castellano Alfonso X el Sabio, decide convertirla en Villa, confirmando que sería regida por el Fuero de Bizkaia, el natural de la tierra, y en materia tributaria y económica por el del Concejo de Vitoria.
Hasta la muerte de D. Tello, perteneció al Señor de Bizkaia. A su muerte en 1370 lo hereda su hermano el rey Enrique II de Castilla, que un año después hace merced a D. Pedro López de Ayala, el Canciller, de los valles de Orozko y Laudio y la puebla de Artziniega.
Los señores de Ayala y más tarde los Duques de Veragua, Berwik y Liria han tenido hasta 1817 la prerrogativa, no ejercida en Artziniega, de nombrar alcaldes mayores, ya que aunque fue una posesión de dichos señores, estrictamente nunca entró a formar parte del señorío. El señor nombró en los primeros tiempos un alcaide, administrador de justicia, después el concejo abierto nombró sus propios representantes.
Edad Media
La época medieval es accidentada en Euskal Herria por sus guerras de banderías. Las más poderosas familias vascas se dividen en dos bandos, oñacino y gamboíno, y durante dos siglos tienen lugar batallas y hechos sangrientos, para tratar de imponerse uno sobre otro.
Artziniega también fue testigo de un intento de asedio; durante el cual, Pero Fernández de Velasco mata a Juan López Salazar de San Pelayo, en Mena. Otro episodio sangriento tuvo lugar en 1447 en Mendieta. Otras víctimas de estas correrías fueron los ferrones de Artziniega, como lo muestra una carta de amparo otorgada por los Reyes Católicos en 1491, contra los abusos del linaje Largatxa de Iratzagorria, con importantes intereses en ferrerías y comercio de hierro.
En el siglo XV la Villa se dota de unas Ordenanzas que regulan la vida política y económica de Artziniega. Ésta última dependía de la cosecha de trigo, poseía dos ruedas de molino, se cultivaban viñedos, manzanos, nogales, mimbreras, siendo también importante la cría y engorde de cerdos; se complementaba con oficios urbanos como mesoneros, panaderos, carniceros, pescateros, tejedores, etc., el mercado semanal y las ferias de septiembre en la Encina, donde acudían tenderos, pañoleros, zapateros, cerrajeros, plateros, jarreros-olleros de otros lugares.
Una organización supramunicipal, que comprendía la Villa y los pueblos de su alrededor, Sojoguti, Retes de Tudela, Santa Coloma y Mendieta, bajo el nombre de Junta de Ordunte, decide hacia 1473 poner por escrito sus relaciones en cuanto al aprovechamiento común de los pastos y montes, elaborando unas Ordenanzas.
Edad Moderna
Época de gran trascendencia para Artziniega. A lo largo de los siglos XVII y XVIII se produce la superación de los límites de la cerca o muralla, y empieza a ocuparse el espacio extramuros inmediato. Se conocen dos campos comunales, el de arriba y el de abajo, en los que se cerraba el ganado y se realizaba la trilla.
La emigración y el comercio con América genera un progreso económico y cultural, debido a la creación de fundaciones educacionales promovidas por los emigrantes locales enriquecidos en América.
En 1590 D. Pedro Saenz de Ubaldi funda un Hospital frente a la Iglesia, que en siglos posteriores fue trasladado en dos ocasiones a otros edificios sitos en la parte exterior de la Villa, junto al Cantón de Zubiaur en la primera y al barrio de Arenaza en la última, permaneciendo en su función hasta mediados del s. XX.
A su muerte en 1608, un legado de Pedro de Oribe Salazar crea una Fundación Escolar, que tras la generosidad en el s. XVIII de José de Menoio, otro indiano de ascendencia local, ha tenido también continuidad hasta mediados del s. XX.
Los cambios sociales traen la necesidad de actualizar las normas legislativas. Así en 1615 se redactan las nuevas Ordenanzas Municipales y en 1623 las de la Junta de Ordunte. La importancia de la producción de txakoli origina la elaboración de normas sobre el cuidado, regulación, vendimia y venta.
Edad Contemporánea
En esta época Artziniega se consolida como centro de intercambio comarcal regular. Continuando la ampliación urbana, la Plaza de Arriba comenzará a urbanizarse hacia 1814, después la Subida a la Encina. Los poderosos de los alrededores se mudan a la Villa y levantan sus casas-palacios, más tarde residencias veraniegas de familias asentadas en Bilbao y Madrid.
La segunda mitad del siglo XIX fue testigo de trascendentes obras para la modernización de Artziniega en todos los aspectos, siendo evidente resaltar la iniciativa y visión de futuro de las autoridades y vecinos de una localidad de solo unos mil habitantes, aceptando y poniendo en práctica obras más propias de una población mayor.
Las innovaciones o renovaciones se producen en el campo de la salubridad, con la primera traída de aguas; en el administrativo, con la construcción de un nuevo edificio para Ayuntamiento, cárcel y báscula municipal (1864); en el educacional, con dos nuevos edificios para escuela de niños y de niñas (1893); en el comercial, con la edificación de una plaza de mercado, cubierta; en el social, con la creación del Asilo (1887); en el lúdico, con la construcción del frontón y del casino recreativo (1892).